Objetivos, aprendizaje y liderazgo, las 3 características básicas de una organización saludable

Carolina Maliqueo
Directora de Innovación de ORH y coorganizadora de los Premios SFS.

Si el liderazgo no está centrado en las personas, ninguna iniciativa, aunque sea diseñada por expertos de la NASA, funcionará.

Una organización saludable se caracteriza principalmente por tener altos niveles de satisfacción sobre la forma en que opera la organización lograr los objetivos estratégicos. Los entornos laborales saludables se están transformando en un factor clave para mejorar la productividad y hacer crecer el negocio, y para ello asumen 3 principios.

Existen muchos estudios y evidencias que indican cómo disminuyen las licencias y el absentismo en las empresas en la medida que van incorporando iniciativas para mejorar la salud física, la salud mental y la seguridad. Sin embargo, cuando hablamos de entornos saludables también hacemos referencia a la importancia de la gestión del trabajo y a cómo se hace en el día a día, especialmente en un escenario de pandemia donde predomina el trabajo remoto.

  1. Objetivos y metas claras.

La administración por objetivos se ha transformado en una buena estrategia para gestionar a las personas a distancia. Es importante que los colaboradores conozcan cuáles son las metas y las estrategias que van a definir el camino del negocio en los próximos meses. Una de las grandes preocupaciones de las personas que arrojan diversos estudios es sobre la seguridad  de mantener el empleo, incluso antes que la salud.  Una organización saludable comparte la información y escucha la opinión sobre las estrategias para generar un ambiente de trabajo transparente y de confianza.

  1. Oportunidades para aprender.

El aprendizaje es una herramienta poderosa de apoyo a los colaboradores para abordar los nuevos desafíos. No se trata de hacer un par de cursos asilados y en muchas ocasiones disponibles solo para algunos dentro de la empresa. Una organización saludable crea un plan de aprendizaje dinámico y bien estructurado, que considera en su diseño metodologías de enseñanza/aprendizaje que aseguren su aplicabilidad en el puesto. Idealmente ha de ubicarse en una plataforma tecnológica disponible en cualquier momento y lugar, con capacidad para medir los conocimientos adquiridos en tiempo real (actualmente algunas habilidades quedan obsoletas en pocos meses). Este programa debe ser pensado en términos de reskilling y upskillig ya que una organización saludable cuenta con un programa para todos.

  1. Liderazgo.

El liderazgo dice mucho sobre el entorno saludable que han creado las empresas. Los líderes que escuchan, que ponen atención a sus colaboradores y son flexibles, son los que aseguran realmente que todos los programas de gestión del talento funcionen en la práctica. Si el liderazgo no está centrado en las personas, ninguna iniciativa, aunque sea diseñada por expertos de la NASA, funcionará.