La supervivencia de ahora será la sostenibilidad de mañana y ambas son cosas de dos: de las organizaciones y de las personas.
Uno de los mensajes más contundentes que ha traído el Covid-19 es que la salud, en su sentido más amplio, debería ser la base de la relación contractual que vincula a las empresas con las personas. Física y emocionalmente estamos todos en riesgo. Económica y estratégicamente las empresas también. La supervivencia de ahora será la sostenibilidad de mañana y ambas son cosas de dos: de las organizaciones y de las personas. En las reflexiones que subyacen en estas líneas hemos querido mostrar una perspectiva diferente del enorme desafío que este panorama supone para Recursos Humanos y también la gran oportunidad que le brinda para contribuir a crear empresas más coherentes con sus principios, estratégicamente responsables y mejores para todos sus stakeholders. El mercado hará el resto y posicionará a cada uno en su lugar.
La salud no es un objetivo, es un recurso que nos permite afrontar los desafíos o tensiones de la vida, disfrutar de nuestro espacio personal-familiar y trabajar de forma productiva para hacer nuestra propia contribución a la comunidad. Y de la misma manera que las personas, las organizaciones también pueden cuidar sus hábitos internos para vivir más y vivir mejor, alcanzando sus objetivos con el equilibrio necesario para que sus empleados, sus proveedores y sus accionistas también logren los suyos. La salud organizacional tiene un claro propósito corporativo que no es otro que la sostenibilidad. No es cuestión de reducirla a los límites conocidos tanto espaciales, los del “terruño” de cada empresa, como temporales, los del “aquí y ahora”, ni conceptuales, los marcadores “básicos” de salud física y emocional.
Maite Sáenz, directora de ORH y coorganizadora de los Premios SFS.
Qué proponemos
- Construir sobre los cimientos de la salud, la flexibilidad y la sostenibilidad tiene un claro propósito: crear la idea de que una economía circular social es posible.
- La sostenibilidad no es sólo cuestión de un uso eficiente de los recursos o del cuidado del medio ambiente. El cambio de modelo económico que lleva consigo también implica cambiar la relación entre las empresas y sus empleados.
- La verdadera reputación corporativa es la que nace dentro y se expresa hacia afuera, y la que logra el compromiso de los empleados para que se sientan agentes activos del cambio.
- Las políticas de gestión de personas han de ser facilitadoras del nuevo contexto de trabajo. Desde esta perspectiva, la gestión del talento también ha de ser sostenible. Podemos hablar de “gestión circular del talento”, que por inclusiva que es se retroalimenta a sí misma, a las empresas, al modelo económico y a la sociedad en su conjunto.
- La flexibilidad es hoy parte de la solución a la contingencia de la pandemia y, con ella, afloran los aspectos de la salud organizacional (y personal) que van a determinar su éxito futuro. Hablamos de la salud física, emocional, relacional, financiera y social.
- Los inversores, grandes o pequeños, los clientes, los empleados… todos reclaman una mayor consciencia de responsabilidad en las empresas. Para 2021 se prevé un incremento notable del peso de los indicadores de gestión de talento en los reportes de información no financiera. Trabajaremos una propuesta de reconocimiento con la que las empresas propongan nuevos indicadores en gestión del talento.